Origen idealistico del uso de la expresión Universale Concretum

Francisco Berrizbeitia Hernández, EPcat-montreal

 

 

Si bien la cuestión del Universale Concretum se sitúa en el marco de la problemática de los universales que tuvo su momento culminante en la Edad Media, la expresión específica es una expresión que proviene de la filosofía del “idealismo” alemán a partir de Hegel quien ayudado por Fitche y Schilling explicitó lo que estaba inplícito en Kant. Su significado inicial quiere manifestar que lo universal se une dialécticamente a lo particular aunque sin confundirse y sirve a su vez para formular el “carácter absoluto del cristianismo”.

Es el  alemán Lessing (1777) quien levanta el problema: Cómo es posible realizar el paso del orden histórico (Jesús de Nazaret, su vida y milagros) al orden de la verdad metahistórico (Jesús Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador) tal como lo entiende la revelación cristiana, esto es el paso de lo concreto e histórico a lo Universal? Es posible probar una verdad eterna a partir de un hecho histórico?. Para el relativismo moderno la gran pregunta es como es posible que Jesús de Nazaret que nació en palestina sea Dios?

 

Respuestas: Kierkegaard, Bultmann, Barth, Newman,  Rahner, Balthasar,  Verweyen

o   Kierkegaard, protestante,  tomando muy en serio la pregunta de  Lessing  respondiendo que lo importante no es la realidad como se presenta sino en aquello en yo creo, esto es no es el hecho sino mi confianza en la fe. La fe cristiana es un salto en el oscuro, o como decía Tertuliano: credo quia absurdum..

o   Rudolf Bultmann. Lo importante no es el contenido sino lo que el Evangelio me dice (existencialismo Heidegger) algo típicamente luterano. Lo importante es como la fe me interpela.

o   Karl Barth. Yo creo y eso es lo que importa.

 

Mas para los católicos esto no basta. Para qué se escribieron los Evangelios? Qué tiene que ver la Historia con Jesús? El primero que ha respondido esta pregunta de Lessing ha sido Von Balthasar.

 

o   Balthasar. En su libro Teología de la Historia (1954) da una respuesta a la pregunta de Lessing (el primer teólogo católico que lo hace): Se ha dicho que la vida de Cristo es la Idea universal de la Historia. Él mismo es la idea concreta, personal e histórica, universale concretum et personale.  Por eso en ningún momento es un universale ante rem, en cuanto que la res es su propia historicidad y temporalidad. Él es universale in re sobre-tiempo en el tiempo, validez universal en el momento, necesidad en la facticidad, por lo cual en los treita y tres años el acento está puesto en res, y en los cuarenta días en universale. Y en cuanto tal universale in re se convierte, en referencia al tiempo de la promesa, en una suerte de universale post rem en referencia al tiempo de la Iglesia y de los cristianos individuales, es un universale ante rem, pero nunca se pueden separar ambos del universale in re de la Encarnación cumplida”.[1]

o   Rahner. (tercera  tesis de su obra “conocete a ti mismo” del curso fundamental sobre la fe). La relación recíproca entre la revelación trascendental (la pregunta fundamental y la respuesta de la revelación) y la revelación categorial (la historia de los hechos y palabras, el contenido de las cuales responde a la anterior) siendo ambas comprendidas una a partir de la otra.

El papa Juan Pablo II quiso dar su aportación a un problema que en el diálogo con la filosofía pudiese servir de argumento. Aprovechando la cercanía del gran jubileo vemos en la Encíclica Fides et ratio una mención específica del tema  en que resalta que no basta apenas la historia aunque la ella es fundamental. Hay una validez universal, Con los ojos de la fe se ve que la muerte de Jesús en la Cruz  hay una validez universal, universale concretum.

La FR 11.  La revelación de Dios se inserta, pues, en el tiempo y la historia, más aún, la encarnación de Jesucristo, tiene lugar en la « plenitud de los tiempos » (Ga 4, 4). A dos mil años de distancia de aquel acontecimiento, siento el deber de reafirmar con fuerza que « en el cristianismo el tiempo tiene una importancia fundamental ». En él tiene lugar toda la obra de la creación y de la salvación y, sobre todo destaca el hecho de que con la encarnación del Hijo de Dios vivimos y anticipamos ya desde ahora lo que será la plenitud del tiempo (cf. Hb 1, 2).La verdad que Dios ha comunicado al hombre sobre sí mismo y sobre su vida se inserta, pues, en el tiempo y en la historia.

Así pues dejando de lado la resonancia idealista y traduciendo sin matices por absoluto, la expresión universale concretum aparece como teológicamente válida complementándola con el adjetivo personale de V.Balthasar cuando se trata de Jesucristo, y en segundo lugar el adjetivo sacramentale añadido por Pié-Ninot, que se refiere a la Iglesia, sabiendo que la fe en este universale concretum  es Jesucristo, siendo un movimiento a través de su seguimiento sequela Christi que se hace creíble gracias a su universalidad puesto que viene al encuentro la única persona que es en persona la salvación del mundo. Lo mismo que para acad cristiano, también para la Iglesia hay un crecimiento hasta llegar a la plenitud de Cristo (Ef 4, 13; Col 2,2) ya que esta es para ella don y misión a la vez. La historicidad de la Iglesia manifestada por su ser sacramento, signo e instrumento (LG 1) pone de manifiesto que durante el presente mundo su conocimiento de la fe permanece parcial (1 Cor 13,9) y por otra parte que la Iglesia es peregrina y siempre esta necesitada de purificación (LG 8).

BERRIZBEITIA HERNÁNDEZ, Francisco. La Credibilità  della  Rivelazione  Cristiana. Pontificia Università Gregoriana – Facoltà di Teologia – Dipartimento di Teologia Fondamentale. Roma 29 di maggio di 2008



[1] BALTHASAR, H.U. “Teología de la Historia”, Ed. ENCUENTRO, Madrid  1992, pp. 87-88.

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