Lima (Miércoles, 23-09-2009, Gaudium Press) “No olvidemos que muchas veces los fieles se acercarán con mayor devoción y confianza cuando nos ven serenos y alegres, [cuando ven] que transmitimos la paz que Cristo pone en nuestros corazones” ha escrito el Cardenal Juan Luis Cipriani Thorne, Arzobispo de Lima, en carta dirigida al clero de su diócesis con motivo del Año Sacerdotal el pasado 21 de septiembre.
La alegría, que debe ser un signo distintivo de la vida sacerdotal, debe manifestarse en la predicación, en la celebración eucarística, en el trabajo burocrático, y en el sacramento de la confesión, expresó el purpurado.
El rostro alegre de un sacerdote -que se constituye en la mejor promoción vocacional, según Mons. Cipriani- no es sino la manifestación de la paz y la alegría del propio Cristo: “Quien nos oye, quien nos ve, debe “oír y ver” al mismo Cristo pleno de alegría y de paz. Debemos contagiar a los demás ese gozo interior que es fruto de una lucha seria y constante por parecernos a Él”, afirmó.
El Cardenal pidió a sus presbíteros que este año sacerdotal sea marcado por una renovada lucha en pos de la santidad y que sea la ocasión para hacer propósitos de conversión personal serios, y constantes, reflejo profundo de su ser en Cristo.
Finalmente, el Cardenal Cipriani comunica a todos los sacerdotes de la Arquidiócesis de Lima que ha conformado una comisión para que los presbíteros puedan participar en la clausura del Año Sacerdotal que se efectuará entre el 09 y el 11 de Junio de 2010, respondiendo así a la invitación realizada por Benedicto XVI al clero de todo el mundo.
Para conocer el documento íntegro: www.arzobispadodelima.org